Aunque la entrada de este otoño está siendo más calurosa que de costumbre, hoy en el blog de Chimeneas Llofrio, vamos a prepararnos para los próximos meses y a las bajadas de temperaturas. Las nuevas estufas de pellet proporcionan calor de forma sencilla, sin apenar residuos, sin CO2 y además de forma ecológica, pues el combustible proviene del reciclaje y además es completamente renovable. La revolución del pellet ha llegado y ha venido para quedarse.
Definición del pellet
Obtenido a partir de maderas y restos forestales, el pellet es considerado un combustible biomasa. Es decir, es un producto que se obtiene a partir de desechos o residuos orgánicos, en este caso de origen vegetal, y que es susceptible de aprovecharse de forma muy efectiva en la producción de energía, tanto calorífica, como eléctrica. Gracias a que una parte de la energía que las plantas han producido a través de los procesos fotosintéticos se mantiene de forma aprovechable en la materia, podemos hacer uso de ella de manera renovable mediante su combustión.
Energía renovable
Además de su uso como combustible para las estufas, este tipo de biomasa se está utilizando de forma masiva como fuente energética eléctrica en plantas de medio mundo. Las nuevas normativas en cuanto a las fuentes energéticas han propiciado que grandes potencias como Reino Unido utilicen el pellet como fuente de la cual obtener energía eléctrica. En pocos años, Gran Bretaña han convertido a Estados Unidos en el principal exportador mundial de pellets, gracias a la enorme apuesta que el gobierno británico ha hecho por este tipo de energía limpia, que pretende elevar al 15 % de la producción nacional de electricidad para 2020.
¿Cómo funciona?
Para su uso en interiores y como fuente de calor, el pellet se consume gracias a unas estufas especiales que permiten su lenta combustión. El pellet no genera apenas hollín ni CO2 y los procesos de limpieza de las estufas son sencillos y los riesgos para la salud mínimos. Además, el precio de este combustible es ostensiblemente menor al de prácticamente la totalidad de sus competidores, su poder calorífico tan bueno como el de la mayoría.
Dado el alto rendimiento de este combustible, no se precisa almacenar grandes cantidades como ocurre con la leña, y a diferencia del gas o queroseno, no entraña riesgos de explosión o incendio. Su almacenamiento, eso sí, debe hacerse en lugares secos y oscuros donde pueda conservar sus propiedades intactas durante el mayor tiempo posible.
Estufas de Pellets
Las estufas de este tipo de combustible se dividen mayoritariamente en tres tipos básicos: las estufas de aire, ideales para habitaciones; las termo-estufas, que funcionan como calderas capaces de calentar sistemas circuitados de radiadores para viviendas de mayor tamaño; y las estufas canalizables, capaces de calentar estancias distintas a la habitación en la que se encuentra la estufa.
Su limpieza es sencilla y únicamente requiere limpiar el quemador en el que se depositan pequeños restos de ceniza. Para un mantenimiento perfecto, la mayoría de fabricantes recomiendan que durante los períodos en que la estufa sea usada con frecuencia, debemos limpiar la cámara de combustión al menos una vez cada siete días. Una limpieza más profunda antes de empezar el otoño y otra al finalizar el invierno es el último proceso que esta estufa necesita para un mantenimiento completo.
Para su instalación se necesita una salida de humos, así como un punto en el que conectar la estufa a la corriente. Funcionan de forma similar a una pequeña caldera o estufa de leña, pero la salida de humos está ubicada en la parte posterior, y además disponen de un termóstato, ambos elementos aportan limpieza y modernidad a la estufa. Tan solo necesitaremos indicar la temperatura deseada y proporcionar a nuestra estufa unos cuantos pellets. Ella se encargará de producir la combustión, así como de optimizarla para ahorrar la mayor cantidad de energía posible, obteniendo la temperatura deseada.